Cada vez que hay un nuevo proyecto que me interesa, inicio de la misma manera. Googleo lo que pienso que es más relevante para el proyecto, leo o veo tutoriales de cómo empezar, o artículos introductorios al tema, y empiezo a mapear bibliografía por la que me gustaría continuar aprendiendo.
Luego empiezo a ver proyectos similares a lo que quiera hacer. Esta parte suele mezclarse con la primera, más que nada por la naturaleza de mis búsquedas y de cómo funciona la publicidad (clásico que empiezas a buscar una cosa y no dejas de ver sobre el tema durante todo el día).
Si bien este proceso me ayuda a empaparme de lo que ya existe sobre determinado tema, creo que el gran riesgo de hacerlo como lo hago ahora es que me resulta muy fácil perderme en lo infinito del conocimiento en Internet. Cuando investigo con sólo una idea de lo que quiero en mente, es fácil divagar, porque el tema obviamente es de mi interés y puedo estar horas leyendo y absorbiendo sobre el asunto. ¿Nunca te ha pasado?

Esto es algo que me parece importante de corregir en mi ruta de aprendizaje de lo que sea que inicie. Si bien una introducción al tema es importante, y también lo es hacer un benchmark de proyectos como lo que tengo en mente, sin un proceso claro con límites establecidos para poder hacerlo, es sencillo perder de vista la utilidad del ejercicio.
Este proceso no tiene que ser estático, porque va a depender mucho de tu punto de partida. Si quisiera iniciar una productora musical ahora, mi curva de aprendizaje inicial y el benchmark que tengo que hacer sería mucho más largo que si quiero iniciar un medio de comunicación digital sobre emprendimiento (mi proyecto actual). Sin embargo, un proceso base detrás de esto puede ayudarme a no pensar mucho los primeros pasos cada que inicie.
Propondré un proceso prototipo (luego iré refinando, con la experiencia y la retroalimentación que reciba) en un siguiente artículo, pero quiero resaltar en esta pieza cuál es la importancia de seguir estos dos primeros pasos de la base de partida y el benchmark.
Base de partida
No solemos detenernos a pensar en esto, porque los proyectos que se nos ocurren tienden a estar ligados a cosas con las que ya tenemos contacto. Pero aún si tu tema de interés es algo a lo que ya has estado expuesto, nunca está demás detenerse a revisar conceptos clave del tema que te interesa, así como información de su contexto actual.

Habla el mismo lenguaje
Esta base de partida sirve como un punto de referencia inicial, para que puedas hablar el mismo lenguaje que los expertos en la industria que más adelante querrás consultar. Dependiendo de la complejidad de tu tema, puede que el glosario que manejes tome un tiempo en darte una base sólida, pero un chapuzón inicial en definiciones clave es factible con unos minutos en los resultados más relevantes al buscar tu tema.
Activa tu radar
Cuando tienes una idea en la cabeza, es fácil que puedas relacionar todo lo que observes a esa idea. Es como cuando te gusta alguien y puedes ver su cara hasta en tu tostada del desayuno.
Este chapuzón inicial, a si ya estés interesado en el tema, te ayuda a que entres en sintonía con los conceptos básicos que has explorado. Así resulta más fácil que, con una acción puntual y sencilla, puedas activar tu radar para cualquier cosa de tu día a día que sea relevante a tu nuevo proyecto.
Mejora tus preguntas
Nunca dejarás de aprender sobre un tema, no importa qué tan experto llegues a hacer. La manera más eficiente de seguir aprendiendo sobre tu tema es que aprendas primero a mejorar tus preguntas, y tener una base de partida será una manera muy sencilla de trabajar en eso.
Cada nuevo concepto que te deje intranquilo o una picazón en la curiosidad, aprende a plantearlo como una pregunta que le harías a un experto. ¡No dentro de mucho estarás haciendo eso!
Benchmark
¿Qué pasaría si cada vez que quisieras escribirle instantáneamente a alguien tendrías que programar una aplicación para comunicarte por Internet con esa persona?
Ya sé que es un ejemplo un poco extremo, pero es similar a lo que muchos emprendedores suelen hacer cuando inician un nuevo proyecto. Para no volver a inventar la pólvora cada que quieras disparar con una nueva idea, hacer un benchmark de proyectos similares a lo que quieres lograr es un siguiente paso ideal.

Descubre qué funciona
Quizá sientas que es imposible que tu proyecto ya exista. Quizá sientas que no importa si ya existe, puedes hacer algo completamente mejor. En cualquiera de los dos casos, o cualquier otra preconcepción que puedas tener, hacer un benchmark te servirá descubrir qué funciona (¡y qué no!) de las soluciones actuales similares a las que quieres crear.
Piénsalo: si alguien ya hizo las cosas antes que tú, puedes ahorrarte muchísimo tiempo y otros recursos en tu ruta de aprendizaje.
Inspírate a innovar
Si creas sin referencias a lo que ya existe, corres el riesgo de hacer exactamente lo mismo que una competencia que ya te lleva mucha experiencia de ventaja. Es cuando empiezas a ver las soluciones actuales que puedes inspirarte a innovar con elementos que nunca antes se han probado.
¿Recuerdas el punto de activar tu escucha activa? Aquí es donde la magia puede suceder. Quizá estás consumiendo un producto que nada tiene que ver con el que tú quieres crear, pero viste algo novedoso que hizo el equipo detrás de ese producto que piensas: “¡esto es justo lo que necesita mi idea y que nadie más está haciendo!”
Empatiza con el usuario
Sumergirte en la experiencia que brindan las soluciones existentes te ayudará a tomar una postura mucho más empática con el usuario para quien estás diseñando.
No hay manera más tangible de meterte en los zapatos del otro que literalmente haciéndolo. Si bien no te alcanzaría el tiempo para probar todos los resultados que arroje tu benchmark, incluso pasar un primer contacto con los productos o servicios que encuentres (¡como visitar su página web!) te dará una mejor idea de lo que tus usuarios podrían estar sintiendo al pasar por una experiencia como la que luego tendrás que diseñar.
¡Esto es solo la superficie! Hay muchas otras maneras en las que este primer contacto con tu proyecto podría ayudarte, pero creo que hay uno que no puedo dejar de mencionar:
Gana impulso
Cuando empiezas de manera desordenada, es fácil desanimarte en el camino. Si tomas demasiado tiempo en esto, luego sentirás que no hay forma de que trabajes en este proyecto, porque incluso esto facilito de empezar ya te está quitando demasiado tiempo. Si te tomas muy poquito, quizá luego te sientas perdido o lleno de inseguridades sobre el contexto en el que desarrollas el resto de tu proyecto.
Ganar impulso y confianza en cómo puedes abordar tu proyecto te ayudará a fluir con los siguiente pasos que puedas tomar.
Estos son los primeros dos pasos que suelo tomar, así como los que he visto que emprendedores eficientes con sus tiempos suelen seguir. Mientras vaya refinando mi proceso detrás de esto, quizá vaya encontrando nuevos pasos que tenga que agregar, o alguno que haya que modificar o quitar.
Si tienes algún otro paso que consideres esencial en tus primeros días, ¡no olvides mencionármelo! En el intercambio de ideas es donde realmente aprendemos, y espero poder aprender mucho de ti, así como espero darte algo sobre lo que reflexionar con estos pasos.
¡Cuéntame si estás empezando un nuevo proyecto! Puede que haya alguna forma en la que te pueda ayudar y también puedas ayudarme tú compartiendo cuáles son los primeros pasos que estás tomando. Puedes escribirme aquí o por Instagram en Luis Otra Vez 😊